El dueño del cibercafé ubicado en Fitz Roy al 2400, en el barrio de Palermo, donde el lunes a la noche entraron a robar cuatro ladrones armados, contaba ayer que en los últimos tres años esto ya les pasó 15 veces. “Entre las advertencias que le doy a un empleado cuando lo contrato es que si se resiste a un robo, lo echo . Esta vez no fue un hecho grave, se llevaron la plata y listo, pero yo no quiero esperar hasta que un día maten a alguien”, explicó Carlos.
El negocio, que también funciona como kiosco, está ubicado a unos 20 metros de la avenida Santa Fe y abre las 24 horas. A a las 22.40 del lunes, cuatro jóvenes, vestidos con buzos con capucha o gorras, redujeron primero al empleado. “ Quiero la plata, quedate quieto o te quemo ”, lo amenazó uno apenas entró, mientras un compañero suyo se cruzaba al otro lado del mostrador y lo hacía tirarse al suelo.
“ Yo ni lo miré porque me apoyó el arma en la cabeza. Se llevó los 500 pesos que había en la caja y varias tarjetas prepagas de celular . Lo raro es que sólo las de una misma marca”, contó el empleado. Mientras pasaba eso, un tercer ladrón salía a la vereda para hacer de “campana” y el cuarto reducía a los cinco clientes que estaban en las computadoras y luego a otro joven que entró a comprar una gaseosa sin darse cuenta de lo que sucedía. “A todos les sacaron la plata que llevaban encima, buscaban dinero en efectivo. A uno sé que le devolvieron el celular y tampoco se llevaron el mío, que estaba sobre el mostrador”, apuntó el empleado.
Toda la secuencia quedó grabada en las cuatro cámaras de seguridad que el dueño del kiosco hizo instalar . “Fue rápido y por suerte no golpearon ni lastimaron a nadie. Estuvieron adentro exactamente 2 minutos y 40 segundos. Cuando mirás el video te da la sensación de que conocían el lugar, porque desde que entraron hasta que salieron estuvieron mirando para abajo, así las cámaras no enfocaban las caras ”, dijo el dueño del local, que según él había sido asaltado por última vez en enero.
La Policía llegó rápidamente al lugar tras el llamado pero se fue a los pocos minutos. “ Cuando llegué ya no estaban y tampoco dejaron a nadie de custodia para el resto de la noche”, se quejó el propietario , que también contó que varios comercios vecinos sufrieron robos parecidos en el último tiempo.
“Hace un mes, unos 20 comerciantes fuimos a la comisaría 31 a quejarnos y a las dos semanas pusieron un policía acá en la esquina”, recordó Carlos. El policía está fijo en la zona desde entonces pero sólo hasta las 20, cuando cierra la mayoría de los negocios de la cuadra . Estela Maris, dueña de una librería ubicada a unos pocos metros del kiosco, le dijo a Clarín que cuando se reunió con el jefe de la comisaría 31 se enojaron con ella porque les dijo que “esto era tierra de nadie a la noche”.
Fuente: Clarin