El caso Ángeles Rawson y los abogados del diablo
Uno pensaría que un caso donde hay una prueba de ADN, una confesión por parte del asesino, ya es suficiente para dar carpetazo final y a otra cosa. Pero no.
Los abogados defensores del asesino, este es, Jorge Mangeri, insisten, en una desusada defensa ad hoc, que está mal el ADN, que no fue tal la confesión del portero, etc.
Usan los medios, y sus contactos con estos, para divulgar una idea errónea sobre la causa.
Siembran, como sólo ellos saben hacerlo, la duda en la población. Y para ello, les pagan a peritos que, bajo el lema de buscar la verdad (en realidad, defender a un asesino) esgrimen parámetros inverosímiles.
Dicen - y lo dicen muy correctamente, en lenguaje erudito - que
las pruebas de ADN pudieron haber sido afectadas, que en la misma
máquina donde va el ADN del portero y el ADN hallado bajo las uñas de la
víctima, pudieron haber sido mezcladas.
Esto, y decir que los que hicieron las pruebas son ineficientes y estúpidos es casi lo mismo. O que las hicieron con una venda en los ojos, para generar un complot misterioso que culpe al pobre diablo del portero.
Ya el padrastro se les fue de la mira cuando unas cámaras ubicadas en el Banco Macro de Sarmiento y Reconquista lo localizan a la hora del crimen.
Pero no les basta.
Desesperados, viendo que su balsa agujereada naufraga, se aferran con la
misma desesperación del ahogado a lo que encuentran. Y señalan a la mucama. Que no estaba. O el hermanastro ¿estaba o no en la casa?.
No sólo eso.
Especulan, y los medios y periodistas le van a la saga, con las cámaras de seguridad del edificio lindante a Ravignani.
Allí se la ve a la menor llegando.
Y dicen los periodistas “¿Oh, cómo es posible que nadie haya visto cuando la atrapó en la entrada el portero?” “¿Cómo nadie vio el forcejeo con la chica?”.
Y lo dicen, como si no existiera la posibilidad, más que probable, de que el portero cuando ingresó Ángeles al edificio, la haya reclamado como cualquier portero reclamaría a un inquilino, diciéndole, por ejemplo, “Ángeles, te llegó esta boleta o esta caja, que tengo en el sótano, me ayudas?”.
¿Quién desconfiaría de una persona que conoces de casi toda la vida?.
Ella pudo haberse aproximada al sótano, en el vano de la entrada, el hombre la pudo haber agarrado y llevado dentro.
El mismo escenario podría ser diciéndole que le llegó un correo para la familia, una caja, que la tiene en su piso, si lo pudiera acompañar a buscarla, que enseguida se la da.
Y cuando pisa su propiedad, que estaba solitaria ya que su mujer no se encontraba (alergia a la pintura, muy apropiado para el caso), pudo haber desflorado toda su perversidad.
En mi opinión, el lugar del crímen ha sido su departamento (para algo lo vació de su mujer). El móvil, a todas luces, sexual.
Las marcas en el abdomen del asesino indican que no tenía remera
puesta. Y para la fecha en que sucedió el crimen, el clima no ameritaba a
andarse con medio lomo desnudo.
Debo recordar que los intentos no tienen por qué terminar en penetración. Por algo son intentos. Y también, existen renombrados casos en la historia de la criminología donde el asesino y violador goza eyaculando a través del acto violento del crimen.
Jean-Claude Romand |
¿Recuerdan a los “panes de Dios”, Andrei Romanovich Chikatilo, John Wayne Gacy, o Jean-Claude Romand?
En el caso de Jean-Claude Romand, como es sabido, asesinó a su mujer y sus hijos y a sus padres por una locura que tenía de que no deseaba que se enteren de su secreto, este es, que era un don nadie vividor y no un médico reputado.
Por un secreto, tan sólo eso, mató.
El parecido físico con el portero es mera coincidencia. ¿Y el resto?.
CONCLUSION
Como dije en otro informe, y antes de los resultados de ADN y la confesión del portero, existen indicios sólidos de la autoría del portero en el crimen.
Las ausencias apropiadas, los escombros, la lejanía con la familia de la víctima, etc.
En última instancia incluso un familiar lo culpó.
Un policía de la familia donde Mangeri fue a pedir consejo y cuando le preguntó que haría si fuera el asesino, le dijo el oficial: “te metería preso”.
Digamoslo de una vez: las pruebas son abundantes. Irrefutables.
Decir lo contrario es defender un asesino.
Un asesino tan macabro que lanzó a la pobre niña en un container de basura y se fue a otra cosa.
A ese personaje, incriminado por todos lados, le buscan la nulidad,
buscan hacerlo zafar de la cárcel. Y me pregunto ahora ¿Quién es peor?
¿Este psicópata o los abogados defensores que, haciendo la vista gorda,
evaden las notables evidencias en contra de su apoderado?.
¿Quién es peor? ¿El diablo o el abogado del diablo?.
Fuente: www.sjarre.com.ar
Autor: S.Jarré
Hallan ahorcadas a dos jovenes en extraño pacto
Un año después, otras vez la muerte violenta de dos mujeres causa una fuerte conmoción en Salta. Lo que hasta la caída del sol era la afanosa búsqueda de dos chicas que habían desaparecido el sábado , pasadas las 18.30 se convirtió en la peor de las noticias, cuando los policías que realizaban los rastrillajes hallaron a Luján Peñalva, de 19 años, y a Yanina Nüesch, de 16, colgadas de un árbol.
La significación del duro golpe que representa este caso, al cumplirse exactamente un año de la violación y el homicidio de las turistas francesas Cassandra Bouvier y Houria Moumni, y con el recuerdo vivo de la veintena de denuncias de desapariciones y abusos a mujeres en lo que va del año, puede medirse cabalmente con el hecho de que el gobernador, Juan Manuel Urtubey, dio una conferencia de prensa para dar precisiones sobre el crimen.
Anoche, ni el mandatario ni la Justicia aventuraron cuál sería la calificación de las muertes violentas. Mientras circulaba la versión de un presunto "pacto suicida", los padres de las jóvenes apuntaron contra un ex novio de Peñalva.
Las chicas desaparecieron el sábado, cuando se dirigían a almorzar con el padre de Luján. Desde entonces, vecinos y allegados se movilizaron para repartir folletos con la imagen de las jóvenes. Finalmente, las encontraron a unos 500 metros de sus casas en el barrio San Carlos, en el sur de la capital salteña.
Si bien anoche empezaron a realizarse las autopsias y los peritos analizaban la escena de las muertes, la evidencia visual en el lugar confirmaba los decesos por ahorcamiento. Las autoridades provinciales revelaron que las mujeres fueron encontradas ahorcadas en un árbol en el paraje conocido como Río Ancho, que la muerte fue provocada por la misma soga y que estaban a 20 centímetros una de otra. Otras fuentes agregaron que las jóvenes no tenían las manos atadas.
La conferencia
Anoche, pasadas las 21, Urtubey encabezó una conferencia de prensa en la que confirmó los decesos, aunque se excusó de dar mayores datos a la espera de que el juez Pablo Farah -que hablará esta mañana- explique qué circunstancias rodean esas muertes.
"Quiero saber qué pasó; hoy no lo sé. No tenemos confirmación del motivo del fallecimiento. Los cuerpos no tenían signos evidentes de violencia, pero dejaré que los especialistas den su opinión", dijo Urtubey al ser consultado sobre un posible pacto suicida entre las mujeres.
El gobernador aseguró que en las próximas horas se podrá informar con mayor certeza de lo ocurrido.
Para los familiares, visiblemente golpeados por la noticia recibida, un ex novio de Luján Peñalva estaría vinculado con las muertes. Allegados directos de la mayor de las víctimas, que había comenzado una carrera de cantante, con la participación en varios festivales provinciales e incluso en la etapa selectiva del programa Soñando por Cantar , dijeron que desde que hace poco tiempo se cortó la relación, el joven sospechoso habría acosado a Luján a través de las redes sociales. Algunos mencionaron un supuesto intento de violación y presuntos antecedentes del muchacho en violencia de género, que anoche no habían podido ser verificados.
Amigos de las víctimas se movilizaron anoche en la céntrica plaza 9 de Julio, de Salta, para pedir el esclarecimiento de las muertes.
La sociedad salteña está muy sensibilizada frente a casos de violencia de género en el territorio provincial, ya que en los últimos años fueron varias las personas que desaparecieron irremediablemente después de haber pasado por allí. Entre ellas se cuenta la estudiante porteña María Cash, objeto de una intensa búsqueda por parte de fuerzas federales.
Las autoridades judiciales salteñas reconocieron en abril que, además de Cash, las fuerzas de seguridad provinciales tienen reportadas once mujeres desaparecidas en el último año.
Hace tres meses fue descubierto el cuerpo de una mujer en Cafayate, mientras en un período de doce meses se informó del ultraje a ocho turistas extranjeras que visitaban la provincia.
La significación del duro golpe que representa este caso, al cumplirse exactamente un año de la violación y el homicidio de las turistas francesas Cassandra Bouvier y Houria Moumni, y con el recuerdo vivo de la veintena de denuncias de desapariciones y abusos a mujeres en lo que va del año, puede medirse cabalmente con el hecho de que el gobernador, Juan Manuel Urtubey, dio una conferencia de prensa para dar precisiones sobre el crimen.
Anoche, ni el mandatario ni la Justicia aventuraron cuál sería la calificación de las muertes violentas. Mientras circulaba la versión de un presunto "pacto suicida", los padres de las jóvenes apuntaron contra un ex novio de Peñalva.
Las chicas desaparecieron el sábado, cuando se dirigían a almorzar con el padre de Luján. Desde entonces, vecinos y allegados se movilizaron para repartir folletos con la imagen de las jóvenes. Finalmente, las encontraron a unos 500 metros de sus casas en el barrio San Carlos, en el sur de la capital salteña.
Si bien anoche empezaron a realizarse las autopsias y los peritos analizaban la escena de las muertes, la evidencia visual en el lugar confirmaba los decesos por ahorcamiento. Las autoridades provinciales revelaron que las mujeres fueron encontradas ahorcadas en un árbol en el paraje conocido como Río Ancho, que la muerte fue provocada por la misma soga y que estaban a 20 centímetros una de otra. Otras fuentes agregaron que las jóvenes no tenían las manos atadas.
La conferencia
Anoche, pasadas las 21, Urtubey encabezó una conferencia de prensa en la que confirmó los decesos, aunque se excusó de dar mayores datos a la espera de que el juez Pablo Farah -que hablará esta mañana- explique qué circunstancias rodean esas muertes.
"Quiero saber qué pasó; hoy no lo sé. No tenemos confirmación del motivo del fallecimiento. Los cuerpos no tenían signos evidentes de violencia, pero dejaré que los especialistas den su opinión", dijo Urtubey al ser consultado sobre un posible pacto suicida entre las mujeres.
El gobernador aseguró que en las próximas horas se podrá informar con mayor certeza de lo ocurrido.
Para los familiares, visiblemente golpeados por la noticia recibida, un ex novio de Luján Peñalva estaría vinculado con las muertes. Allegados directos de la mayor de las víctimas, que había comenzado una carrera de cantante, con la participación en varios festivales provinciales e incluso en la etapa selectiva del programa Soñando por Cantar , dijeron que desde que hace poco tiempo se cortó la relación, el joven sospechoso habría acosado a Luján a través de las redes sociales. Algunos mencionaron un supuesto intento de violación y presuntos antecedentes del muchacho en violencia de género, que anoche no habían podido ser verificados.
Amigos de las víctimas se movilizaron anoche en la céntrica plaza 9 de Julio, de Salta, para pedir el esclarecimiento de las muertes.
La sociedad salteña está muy sensibilizada frente a casos de violencia de género en el territorio provincial, ya que en los últimos años fueron varias las personas que desaparecieron irremediablemente después de haber pasado por allí. Entre ellas se cuenta la estudiante porteña María Cash, objeto de una intensa búsqueda por parte de fuerzas federales.
Las autoridades judiciales salteñas reconocieron en abril que, además de Cash, las fuerzas de seguridad provinciales tienen reportadas once mujeres desaparecidas en el último año.
Hace tres meses fue descubierto el cuerpo de una mujer en Cafayate, mientras en un período de doce meses se informó del ultraje a ocho turistas extranjeras que visitaban la provincia.
Informe de Carlos F. Pastrana
Jean Claude Romand: parricida
¿Serías capaz de inventarte tu titulación en medicina? ¿Conseguirías hacer creer a todos tus allegados que trabajas en una institución como la OMS? ¿Podrías hacer creer a tu mujer e hijos que tienes que viajar regularmente fuera de tu país? ¿Engañarías a tus conocidos asegurándolos que tienes acceso a una vacuna contra el cáncer para poder sacar beneficio económico de ello? Y lo más importante, ¿Serías capaz de mantener todas esas mentiras, toda tu vida, durante 18 años? Esta es la historia de Jean Claude Romand.
Romand a los 32 años |
Jean Claude Romand nació el 11 de febrero de 1954 en la pequeña ciudad Lons-Le-Saunier en el este francés, cercana a la frontera suiza. Su infancia no fue distinta a la de cualquiera de nosotros. Muy buen estudiante, no aficionado a los deportes y sin ningún síntoma de tener algún desequilibrio mental que pudiese llamar la atención a sus padres o profesores. Una vez acabada la escuela elemental y el instituto donde también consiguió buenas calificaciones, decidió matricularse en la carrera de medicina. El primer curso lo pasó sin problemas y el comienzo del segundo también fue normal. Hasta que el día de su examen de Fisiología de 2º no oyó el despertador y no fue a realizar su examen. Ese día marcará el resto de su vida.
En vez de reconocer su error y prepararse para las recuperaciones decidió hacer creer que había aprobado su examen. Ningún compañero de clase se dio cuenta de que eso era mentira al ver las listas. A partir de ahí ideó un plan para mantener su embuste. Se encerró en casa dejando de acudir a la Universidad; dedicándose a leer periódicos y ver la televisión, engordó hasta 20 kilos y en esas fecha se enamoró de su prima lejana Florence, con quién posteriormente llegó a casarse. Pasados varios meses su mejor amigo Lucas decidió ver que le pasa a Jean Claude visitándolo en su casa, momento en el que Romand se inventó su segunda gran mentira; hizo creer a Lucas que padecía cáncer y por eso no había acudido a la Universidad en unos meses. Esta mentira decidió mantenerla también con sus más allegados y además usarla para dar pena a Florence e intentar enamorarla. Eligió el linfoma como enfermedad, ya que ésta le permitía tener periodos de bajón y periodos en los que no notase ningún síntoma.
En los siguientes años cambió por completo sus horarios en la Universidad para pasar totalmente desapercibido y así mantener mejor la mentira inicial, a la vez que va a acrecentandola. Comunicó a todos sus amigos que aprobaba las asignaturas y que había recibido una beca del gobierno francés para poder acabar sus estudios. Iba todos los días al vestíbulo de la Universidad, aunque nunca llegó a entrar en las aulas. Falsificaba los documentos de las notas para enseñar en su casa y siguió estudiando todas las asignaturas para poder conversar de todos los entresijos de las clases sin levantar sospechas. Así consiguió vivir entre 1975 y 1986, momento en el que decidió "acabar" su carrera y comunicar a los suyos que había recibido una beca para trabajar en la sede de la OMS que hay en Suiza, a escasos kilómetros de la ciudad donde vivía.
Jean Claude se casó con Florence en 1984. Durante los años anteriores estuvo ayudándola en sus estudios de enfermería, ya que aunque Romand no asistía a las clases si que seguía estudiando para poder mantener la mentira. A los 3 años de haberse casado, ya tenían a sus dos hijos: Caroline nació en 1985 y en 1987 el pequeño Antonie. El nacimiento de su segundo hijo, ya trabajando en la OMS, hizo que Jean Claude preparase grandes regalos provenientes de sus jefes en la OMS. A partir de ahí, todos los cumpleaños habría regalos de sus jefes para los críos. Los siguientes años trascurrieron de forma completamente normal. Jean Claude iba todos los días puntual a trabajar a su puesto en la Organización Mundial de la Salud, tenía frecuentes viajes de trabajo alrededor del mundo, volvía a casa hablando de sus avances en las investigaciones que llevaba... nada fuera de lo común.
Romand, Florence y sus dos hijos |
¿Y como hacía para poder mantener su engaño sin fisuras? Lo consiguió entrando en la sede de la OMS para recoger papeles con el membrete y sello oficial, utilizaba todos los servicios que esta prestaba: Correos, agencias de viajes, el banco... consiguió los libros de la biblioteca y los estudiaba para poder mantener conversaciones sobre cualquiera de los temas relacionados con su trabajo. Se negaba a atender médicamente a sus familiares y amigos como hacen tantos y tantos médicos. Cuando decía que tenía un viaje al extranjero, tras dejarle su mujer en el aeropuerto, buscaba un hotel cercano para pasar varios días y después volvía al aeropuerto donde compraba regalos que se suponía traía de todos los países que visitaba. Rusia, Japón, Sudáfrica... medio mundo recorrió. Prohibió a todos sus conocidos que lo llamasen al trabajo, sólo les dejó un buzón de voz y él contactaría con ellos.
¿Pero de qué vivían entonces tanto él como su familia? Romand ideó dos métodos diferentes para poder mantener una familia, mantener toda una vida. El primero, aprovechándose del respeto y casi admiración que tenía entre sus familiares y amigos debido a su posición, consistía en gestionar todas sus inversiones. Así consiguió que sus padres, suegros y amigos cercanos le confiasen grandes sumas de dinero que él invertiría y luego devolvería con amplios márgenes de ganancias. El dinero que recibió fue suficientemente grande como para no pasar nunca apuros económicos. Para su segundo método de recaudación se sirvió de su fama como respetable médico en la OMS. Dijo a sus allegados que estaba trabajando en una vacuna contra el cáncer, pero que al ser trabajos secretos, no tenían difusión pública. Él podría sacarlas de contrabando y bajo estricto secreto, pero eran muy caras. Muchos fueron los enfermos desesperados por su enfermedad que creyeron a Romand y pagaron grandes cantidades de dinero por unas pastillas que no pasaban de ser meros placebos.
Esta situación se prolongó durante 18 años; estafándoles, sugiriéndoles que él podría depositar dinero en la banca suiza, y así obtener enormes rentabilidades con lo que se evitaban pagar al fisco francés. Con este dinero sufragaba sus excesivos gastos: una mansión casi de lujo, un BMW cada año, restaurantes caros y escuelas particulares para sus hijos. El producto de sus engaños llegaron a ser hasta 2,5 millones de francos.
Padres de Jean Claude Romand |
A finales de 1991 el engaño comenzaba a debilitarse. Romand cada vez tenía unos gastos más elevados, ya que dedicaba gran parte del dinero a agasajar a la amante que tenía desde un par de años antes. Comenzaron las sospechas de su esposa por un par de pequeños embustes en que lo pilló, y Romand tuvo que cambiar la estricta rutina que había llevado los años anteriores. Así fue hasta el 9 de enero de 1993, cuando Jean Claude decidió poner fin a su doble vida. Se dirigió a su casa cercana a los Alpes suizos y tras asesinar a su mujer con el rodillo de cocina, mató a sus dos hijos de sendos disparos con el rifle de que disponía en casa.
Estado en que quedó la casa tras el intento de suicidio |
Posteriormente se dirigió a casa de sus padres y tras cenar con ellos a modo de despedida, optó por acabar con la vida de sus progenitores con el mismo rifle con el que había dado fin a la vida de sus hijos. El siguiente paso era asesinar a su ex-amante, pero a esta no pudo y la perdonó la vida. Finalmente volvió a su casa e intentó suicidarse tomándose varios frascos de pastillas y prendiendo fuego a su casa. No lo consiguió, ya que las rápidas llamadas de los vecinos al ver el incendio hizo que los bomberos se personasen pronto y le salvasen la vida, además de que los medicamentos estaban caducados y no le hicieron el efecto que él deseaba. Tras varios días en coma, finalmente lograron salvar por completo la vida de Jean Claude Romand en el hospital. Jean Claude también fue acusado de la muerte de su suegro acaecida varios años antes, que había muerto al caerse por las escaleras de su casa, curiosamente tras haberle perdido su dinero a su yerno. En principio se consideró un accidente, pero luego las sospechas recayeron sobre Romand. Tras la muerte de su suegro, la madre de Florence vendió la casa y dio también todo el dinero a Romand, para que este lo invirtiera.
Según sus palabras en el juicio, mató a todos sus seres queridos porque "su familia no aceptaría la verdad". Jean Claude Romand fue condenado a cadena perpetua por todos sus crímenes y desde 1996 está encerrado en una cárcel francesa, con un aislamiento de seguridad de 22 años.
Fuente: El adversario. Emmanuel Carrere, Anagrama.
Emmanuel Carrere |
Este suceso ha dado lugar al libro citado en el que Carrere estuvo varios meses carteándose con Romand y a varias adaptaciones cinematográficas, entre las que destacan la francesa El adversario y la española La vida de nadie (esta última adaptación libre). Carrere manifestó: "me impactó el vacío total que rodeaba su impostura. No había nada detrás de su doble vida. Ni un vicio, ni una perversión sexual. Simplemente deambulaba. Había algo misterioso. Estaba convencido de que no encontraría una clave, pero quería aproximarme a esa especie de ventana al vacío, de agujero negro, que está en todos nosotros". Es lo mismo que me ha impactado a mí de esta historia.
Fuente: CityDevil.com.ar
Fuente: CityDevil.com.ar
El peor asesino en serie de California
La policía estadounidense anunció el arresto del peor asesino en serie de Los Ángeles. Se trata de John Floyd Thomas Jr., a quien se le acusa de dos asesinatos y se le vincula con otros 25 perpetrados entre 1970 y 1980.
John Floyd Thomas Jr., de 72 años, quien fuera arrestado en varias oportunidades y condenado por agresiones sexuales entre 1957 y 1983, sería el autor de otros 25 asesinatos después de que se encontrara su ADN en al menos tres escenas del crimen diferentes.
Los asesinatos y violaciones ocurrieron al oeste de Los Ángeles en dos períodos, entre 1972 y 1978 y 1983 y 1989. Se presume que es autor de todos los crímenes debido a que los asesinatos se detuvieron por un lapso de cinco años, tiempo en que el acusado estuvo en prisión al ser condenado por violación.
La mayoría de sus víctimas eran mujeres blancas de 70 y 80 años, las cuales eran violadas y estranguladas.
Thomas fue arrestado el 2 de abril en su casa de Los Ángeles. Fue condenado dos veces por abuso sexual y vinculado temporalmente a casos cerrados temporalmente cuando se identificó su ADN como parte de un proceso de toma de muestras de violadores registrados el año pasado.
El ADN de Thomas correspondía al mismo asesino que se encontró en las violaciones y asesinatos de cinco mujeres de entre 56 a 80 años en los años 1970 en Los Ángeles e Inglewood.
John Floyd Thomas Jr., de 72 años, quien fuera arrestado en varias oportunidades y condenado por agresiones sexuales entre 1957 y 1983, sería el autor de otros 25 asesinatos después de que se encontrara su ADN en al menos tres escenas del crimen diferentes.
Los asesinatos y violaciones ocurrieron al oeste de Los Ángeles en dos períodos, entre 1972 y 1978 y 1983 y 1989. Se presume que es autor de todos los crímenes debido a que los asesinatos se detuvieron por un lapso de cinco años, tiempo en que el acusado estuvo en prisión al ser condenado por violación.
La mayoría de sus víctimas eran mujeres blancas de 70 y 80 años, las cuales eran violadas y estranguladas.
Thomas fue arrestado el 2 de abril en su casa de Los Ángeles. Fue condenado dos veces por abuso sexual y vinculado temporalmente a casos cerrados temporalmente cuando se identificó su ADN como parte de un proceso de toma de muestras de violadores registrados el año pasado.
El ADN de Thomas correspondía al mismo asesino que se encontró en las violaciones y asesinatos de cinco mujeres de entre 56 a 80 años en los años 1970 en Los Ángeles e Inglewood.
Fernando Stranieri asesinado para robarle
En la madrugada del domingo, con apenas cuarenta minutos de diferencia y a unos pocos kilómetros de distancia, dos personas murieron baleadas en el sur del conurbano bonaerense. A Fernando Stranieri (28) lo mataron de un tiro en la cabeza para robarle su moto cuando se detuvo frente a un boliche de Berazategui a eso de las cinco de la mañana. Matías Galeano (25) también murió de un balazo, una hora más tarde, pero esta vez fue él quien aparentemente intentaba robarle la moto a un policía vestido de civil que, según los investigadores, se resistió con su arma reglamentaria.
Igual, las coincidencias no terminan ahí. Una fuente policial contó que todo apunta a que el arma que llevaba Galeano cuando lo mataron –un revólver calibre 32 al que le quedaba una sola bala en el tambor– es la misma que una hora antes habían usado para asesinar a Stranieri frente al boliche Malibú, de Berazategui. “Además, el testigo de ese primer robo cuenta que aparentemente fue Galeano el que le disparó a Stranieri en la cabeza”, indicó una fuente judicial.
Fernando Stranieri era el menor de seis hermanos y vivía junto a sus padres en Berazategui . “Trabajaba de empleado, su novia está embarazada de tres meses.
La delincuencia está por todas partes y esta vez lo encontraron a mi hijo más chico para robarle una moto. Mataron a un chico sano, decente, buenísimo, no sé qué más decir ”, se lamentó ayer ante Clarín Vicente Stranieri, el padre de la víctima.
El sábado a la noche, Fernando había ido con un amigo a un bar del centro de Quilmes. Cerca de las 5, salieron en su moto hacia el boliche Malibú, ubicado en Camino General Belgrano y calle 21.
“ El amigo cuenta que estaban parados a unos 200 metros de la entrada, mirando hacia el boliche a través de un alambrado perimetral, cuando se les paró al lado otra moto y le pegaron un culatazo ”, señaló una fuente judicial.
El joven contó que casi al mismo tiempo que lo golpeaban, él oyó un balazo y que le empezaban a gritar “bajate ”. Cuando se tiró de la moto, una Honda CG 125, vio que su amigo había recibido un balazo en la cabeza y que los ladrones huían con la moto en la que habían llegado y en la de ellos .
“Este amigo de mi hijo no puede recuperarse, no quiere ni salir de la casa”, manifestó ayer el padre de la víctima, quien se quejó amargamente de que la falta de seguridad “también se llevó a mi hijo” .
Una fuente del caso, investigado por la DDI de Quilmes y el fiscal Ernesto Ichazo, de la UFI descentralizada de Berazategui, afirmó que a Stranieri le dispararon de muy cerca. “En el lugar no se hallaron vainas, pero en la autopsia se extrajo el plomo para una posible pericia balística”, explicó.
Una hora después, hubo un segundo episodio mortal en el cruce de Calchaquí y Lamadrid, de Bernal, Quilmes, donde al parecer los mismos ladrones intentaron robarle la moto a un policía de la Federal que volvía a su casa vestido de civil . El oficial sacó su arma y comenzó un tiroteo en el que murió un supuesto ladrón identificado como Matías Galeano (25). Su cómplice huyó, pero herido.
Tras identificar a quien murió en el tiroteo, desde la comisaría 9° de Berazategui informaron que lo conocían a él y también a otro joven de 24 años que había caído algunas veces junto a él. “ Ahí tenían varias entradas por andar en motos con pedido de secuestro . Dicen que nunca habían quedado detenidos porque las víctimas de los robos nunca los identificaban”, especificó una fuente del caso.
Mientras algunos policías hacían guardia en hospitales esperando a que fuera a atenderse por la herida de bala, otros fueron hacia el barrio de Berazategui donde vive ese sospechoso. “Se lo detuvo un poco antes del mediodía, cuando salía de su casa, ubicada muy cerca de donde habían abandonado la moto que le robaron a Stranieri.
Tenía una herida de bala en una mano ”, contó una fuente policial.
El detenido, de 24 años, fue reconocido más tarde por el amigo de Stranieri. Ayer a la tarde, el fiscal Ichazo lo imputó por “homicidio criminis causa” (cuando se mata para ocultar otro delito) y la Policía dio por cerrado el caso. “En principio, el que le disparó a Stranieri sería el otro, el que murió baleado por el policía”, dijo una fuente.
Igual, las coincidencias no terminan ahí. Una fuente policial contó que todo apunta a que el arma que llevaba Galeano cuando lo mataron –un revólver calibre 32 al que le quedaba una sola bala en el tambor– es la misma que una hora antes habían usado para asesinar a Stranieri frente al boliche Malibú, de Berazategui. “Además, el testigo de ese primer robo cuenta que aparentemente fue Galeano el que le disparó a Stranieri en la cabeza”, indicó una fuente judicial.
Fernando Stranieri era el menor de seis hermanos y vivía junto a sus padres en Berazategui . “Trabajaba de empleado, su novia está embarazada de tres meses.
La delincuencia está por todas partes y esta vez lo encontraron a mi hijo más chico para robarle una moto. Mataron a un chico sano, decente, buenísimo, no sé qué más decir ”, se lamentó ayer ante Clarín Vicente Stranieri, el padre de la víctima.
El sábado a la noche, Fernando había ido con un amigo a un bar del centro de Quilmes. Cerca de las 5, salieron en su moto hacia el boliche Malibú, ubicado en Camino General Belgrano y calle 21.
“ El amigo cuenta que estaban parados a unos 200 metros de la entrada, mirando hacia el boliche a través de un alambrado perimetral, cuando se les paró al lado otra moto y le pegaron un culatazo ”, señaló una fuente judicial.
El joven contó que casi al mismo tiempo que lo golpeaban, él oyó un balazo y que le empezaban a gritar “bajate ”. Cuando se tiró de la moto, una Honda CG 125, vio que su amigo había recibido un balazo en la cabeza y que los ladrones huían con la moto en la que habían llegado y en la de ellos .
“Este amigo de mi hijo no puede recuperarse, no quiere ni salir de la casa”, manifestó ayer el padre de la víctima, quien se quejó amargamente de que la falta de seguridad “también se llevó a mi hijo” .
Una fuente del caso, investigado por la DDI de Quilmes y el fiscal Ernesto Ichazo, de la UFI descentralizada de Berazategui, afirmó que a Stranieri le dispararon de muy cerca. “En el lugar no se hallaron vainas, pero en la autopsia se extrajo el plomo para una posible pericia balística”, explicó.
Una hora después, hubo un segundo episodio mortal en el cruce de Calchaquí y Lamadrid, de Bernal, Quilmes, donde al parecer los mismos ladrones intentaron robarle la moto a un policía de la Federal que volvía a su casa vestido de civil . El oficial sacó su arma y comenzó un tiroteo en el que murió un supuesto ladrón identificado como Matías Galeano (25). Su cómplice huyó, pero herido.
Tras identificar a quien murió en el tiroteo, desde la comisaría 9° de Berazategui informaron que lo conocían a él y también a otro joven de 24 años que había caído algunas veces junto a él. “ Ahí tenían varias entradas por andar en motos con pedido de secuestro . Dicen que nunca habían quedado detenidos porque las víctimas de los robos nunca los identificaban”, especificó una fuente del caso.
Mientras algunos policías hacían guardia en hospitales esperando a que fuera a atenderse por la herida de bala, otros fueron hacia el barrio de Berazategui donde vive ese sospechoso. “Se lo detuvo un poco antes del mediodía, cuando salía de su casa, ubicada muy cerca de donde habían abandonado la moto que le robaron a Stranieri.
Tenía una herida de bala en una mano ”, contó una fuente policial.
El detenido, de 24 años, fue reconocido más tarde por el amigo de Stranieri. Ayer a la tarde, el fiscal Ichazo lo imputó por “homicidio criminis causa” (cuando se mata para ocultar otro delito) y la Policía dio por cerrado el caso. “En principio, el que le disparó a Stranieri sería el otro, el que murió baleado por el policía”, dijo una fuente.
¿Los restos de Marcela Chiaro?
Un vestido gris y cabellos hallados la semana pasada en un cañaveral, junto a otros restos humanos, pertenecerían a Marcela Chiaro, desaparecida hace poco más de cinco meses. Se sospecha que la mujer fue asesinada por su pareja , el veterinario Luis Corral, y una supuesta amante de éste, ambos detenidos desde fines de febrero.
Rosana y Jaquelina Chiaro, hermanas de Marcela, reconocieron la prenda como perteneciente a la mujer desaparecida.
El jueves último las dos viajaron a Tucumán desde Esperanza, Santa Fe, de donde la familia es oriunda.
“El vestido se lo había comprado yo” , contó Rosana.
Respecto del cabello y de los restos óseos encontrados junto a la ropa en el cañaveral, se cree que también pertenecen a la mujer, pero esto no se sabrá hasta que no estén terminados los análisis de ADN ordenados por la fiscalía.
Marcela, de 38 años, hacía cinco que vivía en el barrio de Villa Amalia, de la capital de Tucumán, cuando desapareció el 13 de febrero pasado. Su pareja, el veterinario Corral, con quien tiene una hija de dos años, denunció “abandono del hogar” al día siguiente.
Sin embargo, el fiscal Guillermo Herrera, a cargo de la instrucción de la causa, sospechó de él desde el primer momento y allanó el local de su veterinaria y el departamento de quien habría sido su amante, Paola Correa.
En los dos lugares los investigadores encontraron manchas de sangre , al igual que en una camioneta de Corral. El 24 de febrero el veterinario y su supuesta amante fueron detenidos e imputados de homicidio.
Un mes más tarde el juez de instrucción Francisco Pisa les dictó a ambos la prisión preventiva, que cumplen en la cárcel.
“Pero aunque no sean sus restos estoy en condiciones de acusar a los imputados porque hay muchos indicios que forman un cuadro presuncional contundente” , dijo el fiscal Herrera a la prensa local.
Fuente: Clarin
Rosana y Jaquelina Chiaro, hermanas de Marcela, reconocieron la prenda como perteneciente a la mujer desaparecida.
El jueves último las dos viajaron a Tucumán desde Esperanza, Santa Fe, de donde la familia es oriunda.
“El vestido se lo había comprado yo” , contó Rosana.
Respecto del cabello y de los restos óseos encontrados junto a la ropa en el cañaveral, se cree que también pertenecen a la mujer, pero esto no se sabrá hasta que no estén terminados los análisis de ADN ordenados por la fiscalía.
Marcela, de 38 años, hacía cinco que vivía en el barrio de Villa Amalia, de la capital de Tucumán, cuando desapareció el 13 de febrero pasado. Su pareja, el veterinario Corral, con quien tiene una hija de dos años, denunció “abandono del hogar” al día siguiente.
Sin embargo, el fiscal Guillermo Herrera, a cargo de la instrucción de la causa, sospechó de él desde el primer momento y allanó el local de su veterinaria y el departamento de quien habría sido su amante, Paola Correa.
En los dos lugares los investigadores encontraron manchas de sangre , al igual que en una camioneta de Corral. El 24 de febrero el veterinario y su supuesta amante fueron detenidos e imputados de homicidio.
Un mes más tarde el juez de instrucción Francisco Pisa les dictó a ambos la prisión preventiva, que cumplen en la cárcel.
“Pero aunque no sean sus restos estoy en condiciones de acusar a los imputados porque hay muchos indicios que forman un cuadro presuncional contundente” , dijo el fiscal Herrera a la prensa local.
Fuente: Clarin
El crimen de Marianela Rago Zapata
Marianela Rago Zapata tenía 19 años cuando la asesinaron, la madrugada del 27 de junio de 2010. La noche anterior había salido con amigas a un boliche de Palermo. Cuando volvió a su departamento del barrio porteño de Balvanera, alguien la atacó . Ella opuso una feroz resistencia: se encontraron heridas en sus manos y sangre que, en su lucha de vida o muerte, logró hacerle brotar a su atacante.
Pero éste finalmente la apuñaló con saña y la degolló.
A dos años de este brutal crimen todavía no hay un acusado; mucho menos, un detenido. Sí hay una nueva jueza que decidió revisar toda evidencia recolectada para ver si se encuentran nuevas pistas que puedan conducir al homicida.
Los principales elementos que volverán a ser analizados son: parte de la alfombra del living donde Marianela fue hallada muerta, sus ropas, sábanas, almohadas y una sector de la pared donde se hallaron manchas de sangre que no era de ella . El ADN de esa sangre es de un hombre, su presunto asesino.
Estas evidencias quiere volver a revisar la jueza Karina Mariana Zucconi. Desde fines de 2011 Zucconi es la titular del Juzgado de Instrucción 15 porteño, donde está radicada la causa del crimen de la joven, que era oriunda de Tierra del Fuego y había venido a Buenos Aires a estudiar Periodismo.
“Hay un montón de manchas por peritar que en su momento no fueron analizadas” , dijo uno de los investigadores a la agencia Télam . Este trabajo, que ya lo había hecho en su momento el Laboratorio Químico de Policía Federal, ahora está en manos de peritos judiciales del Cuerpo Médico Forense.
De todos modos, la fiscal de la causa, Marcela Sánchez, dice tener indicios para acusar a Francisco Amador López (25), el ex novio de Marianela.
La familia de la víctima ya lo había señalado por su pasado violento con la chica.
López estuvo 14 días preso por el caso, pero fue liberado por falta de pruebas: su ADN no coincide con el de la sangre encontrada y demostró que esa noche salió con otra chica.
El segundo detenido por el caso fue Isidro Martínez Larrea, empleado de limpieza de la Línea 132, a quien se le encontró el chip del celular de la víctima.
Pero su ADN tampoco es el de la escena del crimen . Igual, fue imputado por encubrimiento. Por eso no se descarta la hipótesis del homicidio en ocasión de robo : “El asesino se llevó una laptop, un DVD y el celular de la víctima y el de su hermano”, explicó un investigador.
Fuente: Clarin
Pero éste finalmente la apuñaló con saña y la degolló.
A dos años de este brutal crimen todavía no hay un acusado; mucho menos, un detenido. Sí hay una nueva jueza que decidió revisar toda evidencia recolectada para ver si se encuentran nuevas pistas que puedan conducir al homicida.
Los principales elementos que volverán a ser analizados son: parte de la alfombra del living donde Marianela fue hallada muerta, sus ropas, sábanas, almohadas y una sector de la pared donde se hallaron manchas de sangre que no era de ella . El ADN de esa sangre es de un hombre, su presunto asesino.
Estas evidencias quiere volver a revisar la jueza Karina Mariana Zucconi. Desde fines de 2011 Zucconi es la titular del Juzgado de Instrucción 15 porteño, donde está radicada la causa del crimen de la joven, que era oriunda de Tierra del Fuego y había venido a Buenos Aires a estudiar Periodismo.
“Hay un montón de manchas por peritar que en su momento no fueron analizadas” , dijo uno de los investigadores a la agencia Télam . Este trabajo, que ya lo había hecho en su momento el Laboratorio Químico de Policía Federal, ahora está en manos de peritos judiciales del Cuerpo Médico Forense.
De todos modos, la fiscal de la causa, Marcela Sánchez, dice tener indicios para acusar a Francisco Amador López (25), el ex novio de Marianela.
La familia de la víctima ya lo había señalado por su pasado violento con la chica.
López estuvo 14 días preso por el caso, pero fue liberado por falta de pruebas: su ADN no coincide con el de la sangre encontrada y demostró que esa noche salió con otra chica.
El segundo detenido por el caso fue Isidro Martínez Larrea, empleado de limpieza de la Línea 132, a quien se le encontró el chip del celular de la víctima.
Pero su ADN tampoco es el de la escena del crimen . Igual, fue imputado por encubrimiento. Por eso no se descarta la hipótesis del homicidio en ocasión de robo : “El asesino se llevó una laptop, un DVD y el celular de la víctima y el de su hermano”, explicó un investigador.
Fuente: Clarin
Peter Kürten : un auténtico vampiro humano
“Yo necesito sangre de la misma manera que otros necesitan alcohol”.
Peter Kürten
Peter Kürten nació en 1883, en la ciudad de Köln-Mulheim (Alemania). Vivió una infancia sobrecargada de violencia. Sufrió toda clase de abusos en el cuarto donde vivía hacinado junto con sus padres y doce hermanos. El padre de Kürten era un brutal obrero alcohólico que con frecuencia obligaba a su esposa a desnudarse para tener relaciones sexuales frente a sus hijos; más tarde, iría a prisión por violar a su propia hija, la hermana de Kürten. Al igual que su padre, el niño Peter Kürten abusaba sexualmente de sus hermanas menores. Años después, influenciado por un vecino que trabajaba en la perrera, Kürten comenzó a practicar la zoofilia. Además era un fascinado testigo de las torturas que el vecino aplicaba a los perros.
A los nueve años de edad, Kürten empujó desde una balsa a un compañero de juegos mientras estaban a orillas del río Rhin. Otro chico saltó al agua para ayudar al primero pero Kürten los golpeó en la cabeza, provocando que ambos se ahogaran. La policía investigó, pero Kürten dijo que había sido un accidente y le creyeron. Sólo se sabría la verdad muchos años después, cuando Kürten, ya adulto, hiciera una extensa confesión ante las autoridades.
En 1895, Kürten se mudó junto con su familia a la ciudad de Düsseldorf. No había dejado la zoofilia y constantemente tenía sexo con borregos, cabras y cerdos. También se masturbaba de manera compulsiva. Se transformó en un acosador y molestaba frecuentemente a sus hermanas menores, de quienes seguía abusando, y a sus compañeras de escuela.
Escudo de Düsseldorf
A los catorce años, Peter Kürten se fugó de su casa. Vagó por caminos y pueblos cercanos, asaltando a las jóvenes que encontraba a su paso: las golpeaba, las violaba y les quitaba el poco dinero que llevaran encima. Un año después volvió a su casa y consiguió trabajo como aprendiz de moldeador, el mismo oficio de su padre, a quien odiaba. Cometió un robo en su nuevo trabajo y tuvo que salir huyendo. Dejó Düsseldorf y se estableció en Coblenza, donde conoció a una prostituta que practicaba actos de violencia y perversión; ella le enseñó muchas cosas sobre el sexo sucio. Al poco tiempo fue arrestado por robo. Permaneció en prisión hasta 1899, yéndose a vivir con otra prostituta masoquista que le doblaba la edad.
Düsseldorf a finales del siglo XIX
En noviembre de 1899, Kürten llevó con engaños a una campesina hasta el bosque Grafenberger. Le había ofrecido dinero a cambio de sexo y la chica accedió. La penetró sin mayores preámbulos y, mientras eyaculaba, comenzó a estrangularla. Los espasmos aumentaron su placer y Kürten ya no se detuvo hasta dejarla inconsciente.
A partir de 1900, Kürten fue arrestado en diversas ocasiones acusado de fraude, robo e intento de homicidio. Era un preso que se aislaba de los demás. Para 1904 fue liberado, se enroló en el ejército pero desertó casi enseguida. Había pasado meses fantaseando con un nuevo interés. Durante semanas, Kürten recorrió las granjas cercanas a Düsseldorf y se dedicó a incendiar graneros. Era un pirómano, le obsesionaba la idea de que en el interior de los sitios que encendía hubiese animales o personas que murieran abrasadas por las llamas. Kürten se quedaba horas contemplando los fuegos a una distancia prudente. Oía a los cerdos y a los caballos morir presas de la desesperación y sonreía. En ocasiones, algunos vagabundos quedaron atrapados en los graneros y Kürten vio a varios de ellos correr envueltos en llamas, u oía sus alaridos de dolor y desesperación. Mientras miraba o escuchaba la agonía de sus víctimas, se masturbaba.
Esta fiebre incendiaria duró un año. En 1905 fue sentenciado por robo a otros siete años de cárcel, lapso en que Kürten se dedicó a envenenar a otros reclusos en el hospital de la prisión. Al ser liberado en 1912, violó a una sirvienta y poco después se le vio acosando a mujeres en un restaurante local. Un mesero quiso intervenir y Kürten lo ahuyentó disparándole con una pistola. Lo arrestaron y estuvo otro año en la cárcel. En el mes de mayo de 1913, Kürten se introdujo a un bar en su ciudad natal. Los dueños del local no estaban, pero habían dejado dormida a su hija Christine KIeinde, de trece años de edad. Kürten la contempló unos minutos mientras dormía. Después buscó un cuchillo, le tapó la boca con la mano y comenzó a cortarle la garganta. La niña se desangró y Kürten, según contaría años después, disfrutó de sus espasmos agónicos. Se inclinó sobre el cuello y bebió la sangre que brotaba a borbotones de la garganta abierta. Después introdujo sus dedos en la vagina de la niña y chupó sus líquidos. Como un gesto de desafío, escribió con la sangre sus iniciales en un pañuelo antes de marcharse. Pero la suerte estaba de su lado: el padre de la niña había discutido recientemente con su hermano, quien lo amenazó con “hacerle algo que recordaría toda su vida”. El tío de Christine Kleinde fue acusado y juzgado por el asesinato de su sobrina, y finalmente absuelto por falta de evidencia. Kürten se dedicó a seguir el proceso con interés.
Kürten enloquecía cada vez más. Consiguió un hacha y se dedicó a atacar a transeúntes por las calles de Düsseldorf. Sus víctimas en esa racha sumaron veintidós personas. Experimentaba orgasmos al contemplar la sangre manando del cuerpo de sus víctimas. Luego trató de estrangular a dos mujeres. Lo capturaron y estuvo otros ocho años en prisión. Mientras se hallaba en la cárcel, estalló la Primera Guerra Mundial.
Fue liberado en 1921 y se mudó a Altenburg. A sus nuevos vecinos les contaba unas supuestas aventuras como prisionero de guerra en Rusia, cosa que era falsa por completo. En Altenburg conoció a su futura esposa, una ex prostituta recién liberada de la cárcel, donde había ingresado por dispararle a su novio. La joven rechazó su propuesta de matrimonio, pero accedió a la boda cuando Kürten la amenazó con matarla. La mujer hizo la vista gorda ante las infidelidades de Kürten y su afición por el delito. Kürten no la maltrataba; se limitaba a ignorarla y utilizarla como sirvienta. Ni siquiera sostenía relaciones sexuales con ella.
En 1925, Kürten regresó a Düsseldorf; años después contaría que la tarde de su llegada, se había deleitado con una puesta de sol rojiza como la sangre. En palabras del escritor Rafael Aviña: “Ha llegado el momento acariciado largo tiempo: la hora del vampiro. Un verdadero vampiro humano que asolará las calles de Düsseldorf”. Se instaló y de inmediato recomenzó su frenesí asesino. Asaltaba mujeres en la calle, las golpeaba y las violaba en callejones oscuros; incendió más granjas y graneros e incluso dos casas de la ciudad; e intentó estrangular a cinco jovencitas, a quienes dejó inconscientes y heridas.
El 3 de febrero atacó con unas tijeras a una obesa mujer apellidada Kuhn; le causó veinticuatro heridas, muchas de ellas en la cabeza, y la dejó moribunda en la calle, no sin antes beber su sangre. La víctima sobrevivió de milagro a ese ataque brutal y describió a su atacante como “un vampiro”. La gente bautizó entonces a Kürten con el apelativo que pasaría a la historia: “El Vampiro de Düsseldorf”.
El 13 de febrero, Kürten acuchilló a Rudolf Scheer, un mecánico ebrio: veinte puñaladas en la cabeza y el cuello le ocasionaron la muerte y Kürten también bebió la sangre de su víctima.
Rudolf Scheer
El 9 de marzo, Rase Ohliger fue encontrada en una construcción en Düsseldorf: había sido violada, acuchillada en trece ocasiones, habían bebido su sangre y el cadáver presentaba rastros de quemaduras con parafina. Su cabeza presentaba profundos cortes. Comparando los pocos indicios, los detectives asignados al caso encontraron que estas tres últimas víctimas habían sido marcadas por heridas punzocortantes en las sienes.
Rase Ohliger
En abril la policía detuvo a un hombre, trastornado de sus facultades mentales, que estaba de paso por la ciudad. Había agredido a mujeres del lugar, pero las autoridades no encontraron evidencia que lo relacionara con los homicidios y fue enviado a un asilo. Entonces Kürten cambió de táctica e intentó estrangular y violar a cuatro mujeres.
La gente lee un anuncio sobre los últimos ataques de Kürten
El 29 de agosto, Kürten enloqueció por completo. Por la mañana estranguló y arrojó al río a una adolescente llamada Anni. Casi enseguida hizo lo mismo con Christine Heerstrase. Excitado y sediento de sangre, más tarde estranguló y apuñaló a María Hahn, a quien enterró a las orillas del Rhin. Después asesinó a dos niños de cinco y catorce años, cortándoles la garganta, y finalizó apuñalando a otras tres víctimas, que milagrosamente quedaron vivas.
Maria Hahn
Al otro día, el 30 de agosto, Kürten regresó al sitio donde enterró a Maria Hahn. Escarbó la tierra hasta sacar el cadáver, ya con los primeros signos de putrefacción. Kürten violó el cadáver putrefacto, cubierto de lodo y sangre seca, mientras besaba y mordisqueaba los labios de la muerta. En un acto extraño, intentó crucificarla contra el tronco de un árbol para que la hallaran pronto, pero no lo consiguió, así que la enterró en otro sitio cercano.
Frau Meurer, sobreviviente
Ese mismo día atacó a otra chica, Gertrude Schulte, quien se dirigía a la feria de Neuss. Kürten la abordó diciéndole obscenidades; le espetó que quería tener sexo con ella y Schulte respondió con una frase fatal: “¡Prefiero morirme!” "Bien. Entonces, muere", contestó Kürten, y la acuchilló repetidament antes de escapar. Pero Gertrude sobrevivió al ataque y dio a la policía una completa descripción de su agresor.
El departamento de Kürten
Sin embargo, la policía de Düsseldorf no creía que un solo individuo fuera el autor de aquella carnicería. En septiembre, Kürten trató de estrangular a tres mujeres más. A una la arrojó al río, pero todas sobrevivieron. Otras no tuvieron tanta suerte: Ida Reutler murió cuando Kürten le destrozó el cráneo a martillazos antes de beber su sangre.
Ida Reutler
Lo mismo hizo con Elizabeth Dorrier, asesinada en Grafenbery el 12 de octubre. El 25 de octubre, golpeó a martillazos a dos mujeres más en ataques separados; las dos sobrevivieron.
Elizabeth Dorrier
El 7 de noviembre, Gertrude Alberman, de cinco años de edad, fue reportada como desaparecida en Düsseldorf. Dos días después hallaron su cadáver, luego de que Peter Kürten enviara a un periódico local la ubicación del sitio exacto donde lo había dejado; fue estrangulada y acuchillada treinta y seis veces. Kürten bebió su sangre y la violó post mortem. Cuando la policía rodeó la zona, entre los curiosos que acudieron a presenciar el hecho estuvo el mismo Kürten, quien declaró sentirse excitado al estar allí. Siguiendo los datos proporcionados por la carta de Kürten al periódico, la policía también desenterró los restos de María Hahn, igualmente violada después de muerta.
Gertrude Alberman
En los cinco meses siguientes, el frenesí de Kürten disminuyó. Aunque intentó estrangular, violar y acuchillar a diez chicas, falló en todos los intentos. Enloquecido, le contó todos sus crímenes a su mujer, quien lo denunció a la policía ese mismo día. Kürten fue arrestado otra vez a finales de mayo de 1930. Antes de su detención, la policía había interrogado a nueve mil personas, seguido tres mil pistas, e incluso había consultado a médiums.
Ya con Kürten detenido y confeso, seguían negándose a creer que los crímenes eran sólo obra suya. El juicio de Kürten dio inicio el 13 de abril de 1931 y finalizó ocho días después. Al jurado le llevó tan sólo noventa minutos condenarlo por nueve cargos de asesinato, aunque según Kürten fue responsable de 79 asaltos y por lo menos trece asesinatos.
Peter Kürten durante el juicio
Entre los que asistieron al juicio se encontraba un artista: el cineasta Fritz Lang, quien había escrito el guión de lo que sería su película M, el vampiro de Düsseldorf. Kürten reveló que bebía la sangre de sus víctimas porque padecía hematodipsia, una extraña enfermedad mental. El jurado rechazó el alegato. El psiquiatra Karl Berg lo describió como "el rey de los pervertidos sexuales" y publicó un libro basado en el caso, titulado Der Sadist.
Kürten recibió miles de cartas, la mayoría llenas de insultos, pero otras eran de fervientes admiradores; incluso hubo mujeres que deseaban estar con él. Otros le enviaban ejemplares del libro sobre su caso para que los firmara.
Fechas clave
Kürten fue sentenciado a muerte por decapitación. Tras enterarse, le confió al psiquiatra Karl Berg que su más grande ilusión sería “escuchar el torrente de mi propia sangre correr por mi cuello, partido en dos”.
Karl Berg
En su libro Asesinos seriales. Grandes crímenes de la nota roja a la pantalla grande, Rafael Aviña narra las últimas horas de Peter Kürten:
“Kürten fija su vista en las rejas de su celda. Las sabe fuertes al igual que su obsesión por la sangre, y en ese instante extraña los gritos de sus víctimas, sus cuellos tasajeados por tijeras, o sus cráneos despedazados a golpes de martillo; sin embargo, a mitad de esa, su última cena, lo que más parece añorar es el espectáculo del fuego. Llamas imponentes, cálidas y amarillas que arrasaban con graneros, pajas de heno y sobre todo, con algunos vagabundos que creían encontrar ahí un refugio seguro. Cómo olvidarlo.
Las víctimas (click en la imagen para ampliar)
“Una emoción distante y entrañable recorre su cuerpo y Kürten piensa en los alaridos de aquel hombre envuelto en llamas, que años atrás le había causado una extraña sensación de placer. La visión de esa carne encendida y brillante consiguió que su corazón latiera más rápido, e incluso esa imagen aterradora le había provocado un potente orgasmo, ahí, de pie, frente a esas cálidas llamaradas que en unos cuantos minutos acabaron con habitaciones, hectáreas de terrenos, piel y órganos humanos.
“Kürten evoca esos momentos mientras se lleva a la boca una servilleta impecablemente blanca y bebe un sorbo del vino blanco que ha pedido para acompañar su salchichón con papas fritas. Es su último deseo, concedido a unas cuantas horas de probar el filo de la guillotina sobre su cuello. Piensa en la última cena de Cristo, la compara con la suya y sonríe con malicia, con esa misma sonrisa cínica y siniestra que mostró a niños y jovencitas minutos antes de mordisquear sus cuellos o sus genitales…”
Rafael Aviña cuenta sobre la cinta de Fritz Lang: “M inaugura el tema del asesino serial en el cine tomado de hechos verídicos, a pesar de la insistencia del propio Lang acerca de que Kürten no fue su modelo y de que el guión estaba preparado antes de su detención. Varios allegados al régimen nacionalsocialista vieron en el título de esa historia (bautizada originalmente como El asesino está entre nosotros), una especie de mala propaganda, y más concretamente una traición y una injuria. Cuenta George Sadoul en su Historia del cine mundial que el productor del filme recibió a un emisario del partido nazi, quien tenía asegurados once millones de votantes para el Führer. Le hizo saber que la película sería boicoteada si se presentaba con ese título injurioso para los alemanes, quienes desconocían por supuesto el tema de la historia. Lang y su productor acceden y el filme se convierte en un éxito taquillero, tanto que el propio Josef Goebbels, director de propaganda de Hitler, le propone a Lang que se haga cargo de la Dirección de la Industria Fílmica nazi. El cineasta se rehúsa y decide emprender el camino del exilio en 1933, primero en Francia y más tarde en Estados Unidos, hasta su tardío regreso a Alemania en 1958. El propio Lang relata que, al ser citado por Goebbels, éste le dijo respecto a M, el Vampiro de Düsseldorf: ‘Hemos confiscado su película. No nos gustaba el final. Que el criminal se vuelva loco no es suficiente castigo, debe ser destruido por el pueblo’. Y también le comentó: ‘El Führer ha visto Metrópolis y ha decidido: éste es el hombre que nos dará la película nazi’”.
Una canción infantil es el inicio de la película rodada por Fritz Lang para inmortalizar dentro del expresionismo alemán los crímenes de Kürten. Es la historia de un maniático, un hombre enfermo que asesina niños, incapaz de detener sus deseos sangrientos. Dos directores, Joseph Losey en 1951 y Robert Hossein en 1964, harían remakes de la película de Lang, con resultados mediocres.
Fuente: Escritos con Sangre
Peter Kürten
Peter Kürten nació en 1883, en la ciudad de Köln-Mulheim (Alemania). Vivió una infancia sobrecargada de violencia. Sufrió toda clase de abusos en el cuarto donde vivía hacinado junto con sus padres y doce hermanos. El padre de Kürten era un brutal obrero alcohólico que con frecuencia obligaba a su esposa a desnudarse para tener relaciones sexuales frente a sus hijos; más tarde, iría a prisión por violar a su propia hija, la hermana de Kürten. Al igual que su padre, el niño Peter Kürten abusaba sexualmente de sus hermanas menores. Años después, influenciado por un vecino que trabajaba en la perrera, Kürten comenzó a practicar la zoofilia. Además era un fascinado testigo de las torturas que el vecino aplicaba a los perros.
A los nueve años de edad, Kürten empujó desde una balsa a un compañero de juegos mientras estaban a orillas del río Rhin. Otro chico saltó al agua para ayudar al primero pero Kürten los golpeó en la cabeza, provocando que ambos se ahogaran. La policía investigó, pero Kürten dijo que había sido un accidente y le creyeron. Sólo se sabría la verdad muchos años después, cuando Kürten, ya adulto, hiciera una extensa confesión ante las autoridades.
En 1895, Kürten se mudó junto con su familia a la ciudad de Düsseldorf. No había dejado la zoofilia y constantemente tenía sexo con borregos, cabras y cerdos. También se masturbaba de manera compulsiva. Se transformó en un acosador y molestaba frecuentemente a sus hermanas menores, de quienes seguía abusando, y a sus compañeras de escuela.
Escudo de Düsseldorf
A los catorce años, Peter Kürten se fugó de su casa. Vagó por caminos y pueblos cercanos, asaltando a las jóvenes que encontraba a su paso: las golpeaba, las violaba y les quitaba el poco dinero que llevaran encima. Un año después volvió a su casa y consiguió trabajo como aprendiz de moldeador, el mismo oficio de su padre, a quien odiaba. Cometió un robo en su nuevo trabajo y tuvo que salir huyendo. Dejó Düsseldorf y se estableció en Coblenza, donde conoció a una prostituta que practicaba actos de violencia y perversión; ella le enseñó muchas cosas sobre el sexo sucio. Al poco tiempo fue arrestado por robo. Permaneció en prisión hasta 1899, yéndose a vivir con otra prostituta masoquista que le doblaba la edad.
Düsseldorf a finales del siglo XIX
En noviembre de 1899, Kürten llevó con engaños a una campesina hasta el bosque Grafenberger. Le había ofrecido dinero a cambio de sexo y la chica accedió. La penetró sin mayores preámbulos y, mientras eyaculaba, comenzó a estrangularla. Los espasmos aumentaron su placer y Kürten ya no se detuvo hasta dejarla inconsciente.
A partir de 1900, Kürten fue arrestado en diversas ocasiones acusado de fraude, robo e intento de homicidio. Era un preso que se aislaba de los demás. Para 1904 fue liberado, se enroló en el ejército pero desertó casi enseguida. Había pasado meses fantaseando con un nuevo interés. Durante semanas, Kürten recorrió las granjas cercanas a Düsseldorf y se dedicó a incendiar graneros. Era un pirómano, le obsesionaba la idea de que en el interior de los sitios que encendía hubiese animales o personas que murieran abrasadas por las llamas. Kürten se quedaba horas contemplando los fuegos a una distancia prudente. Oía a los cerdos y a los caballos morir presas de la desesperación y sonreía. En ocasiones, algunos vagabundos quedaron atrapados en los graneros y Kürten vio a varios de ellos correr envueltos en llamas, u oía sus alaridos de dolor y desesperación. Mientras miraba o escuchaba la agonía de sus víctimas, se masturbaba.
Esta fiebre incendiaria duró un año. En 1905 fue sentenciado por robo a otros siete años de cárcel, lapso en que Kürten se dedicó a envenenar a otros reclusos en el hospital de la prisión. Al ser liberado en 1912, violó a una sirvienta y poco después se le vio acosando a mujeres en un restaurante local. Un mesero quiso intervenir y Kürten lo ahuyentó disparándole con una pistola. Lo arrestaron y estuvo otro año en la cárcel. En el mes de mayo de 1913, Kürten se introdujo a un bar en su ciudad natal. Los dueños del local no estaban, pero habían dejado dormida a su hija Christine KIeinde, de trece años de edad. Kürten la contempló unos minutos mientras dormía. Después buscó un cuchillo, le tapó la boca con la mano y comenzó a cortarle la garganta. La niña se desangró y Kürten, según contaría años después, disfrutó de sus espasmos agónicos. Se inclinó sobre el cuello y bebió la sangre que brotaba a borbotones de la garganta abierta. Después introdujo sus dedos en la vagina de la niña y chupó sus líquidos. Como un gesto de desafío, escribió con la sangre sus iniciales en un pañuelo antes de marcharse. Pero la suerte estaba de su lado: el padre de la niña había discutido recientemente con su hermano, quien lo amenazó con “hacerle algo que recordaría toda su vida”. El tío de Christine Kleinde fue acusado y juzgado por el asesinato de su sobrina, y finalmente absuelto por falta de evidencia. Kürten se dedicó a seguir el proceso con interés.
Kürten enloquecía cada vez más. Consiguió un hacha y se dedicó a atacar a transeúntes por las calles de Düsseldorf. Sus víctimas en esa racha sumaron veintidós personas. Experimentaba orgasmos al contemplar la sangre manando del cuerpo de sus víctimas. Luego trató de estrangular a dos mujeres. Lo capturaron y estuvo otros ocho años en prisión. Mientras se hallaba en la cárcel, estalló la Primera Guerra Mundial.
Fue liberado en 1921 y se mudó a Altenburg. A sus nuevos vecinos les contaba unas supuestas aventuras como prisionero de guerra en Rusia, cosa que era falsa por completo. En Altenburg conoció a su futura esposa, una ex prostituta recién liberada de la cárcel, donde había ingresado por dispararle a su novio. La joven rechazó su propuesta de matrimonio, pero accedió a la boda cuando Kürten la amenazó con matarla. La mujer hizo la vista gorda ante las infidelidades de Kürten y su afición por el delito. Kürten no la maltrataba; se limitaba a ignorarla y utilizarla como sirvienta. Ni siquiera sostenía relaciones sexuales con ella.
En 1925, Kürten regresó a Düsseldorf; años después contaría que la tarde de su llegada, se había deleitado con una puesta de sol rojiza como la sangre. En palabras del escritor Rafael Aviña: “Ha llegado el momento acariciado largo tiempo: la hora del vampiro. Un verdadero vampiro humano que asolará las calles de Düsseldorf”. Se instaló y de inmediato recomenzó su frenesí asesino. Asaltaba mujeres en la calle, las golpeaba y las violaba en callejones oscuros; incendió más granjas y graneros e incluso dos casas de la ciudad; e intentó estrangular a cinco jovencitas, a quienes dejó inconscientes y heridas.
El 3 de febrero atacó con unas tijeras a una obesa mujer apellidada Kuhn; le causó veinticuatro heridas, muchas de ellas en la cabeza, y la dejó moribunda en la calle, no sin antes beber su sangre. La víctima sobrevivió de milagro a ese ataque brutal y describió a su atacante como “un vampiro”. La gente bautizó entonces a Kürten con el apelativo que pasaría a la historia: “El Vampiro de Düsseldorf”.
El 13 de febrero, Kürten acuchilló a Rudolf Scheer, un mecánico ebrio: veinte puñaladas en la cabeza y el cuello le ocasionaron la muerte y Kürten también bebió la sangre de su víctima.
Rudolf Scheer
El 9 de marzo, Rase Ohliger fue encontrada en una construcción en Düsseldorf: había sido violada, acuchillada en trece ocasiones, habían bebido su sangre y el cadáver presentaba rastros de quemaduras con parafina. Su cabeza presentaba profundos cortes. Comparando los pocos indicios, los detectives asignados al caso encontraron que estas tres últimas víctimas habían sido marcadas por heridas punzocortantes en las sienes.
Rase Ohliger
En abril la policía detuvo a un hombre, trastornado de sus facultades mentales, que estaba de paso por la ciudad. Había agredido a mujeres del lugar, pero las autoridades no encontraron evidencia que lo relacionara con los homicidios y fue enviado a un asilo. Entonces Kürten cambió de táctica e intentó estrangular y violar a cuatro mujeres.
La gente lee un anuncio sobre los últimos ataques de Kürten
El 29 de agosto, Kürten enloqueció por completo. Por la mañana estranguló y arrojó al río a una adolescente llamada Anni. Casi enseguida hizo lo mismo con Christine Heerstrase. Excitado y sediento de sangre, más tarde estranguló y apuñaló a María Hahn, a quien enterró a las orillas del Rhin. Después asesinó a dos niños de cinco y catorce años, cortándoles la garganta, y finalizó apuñalando a otras tres víctimas, que milagrosamente quedaron vivas.
Maria Hahn
Al otro día, el 30 de agosto, Kürten regresó al sitio donde enterró a Maria Hahn. Escarbó la tierra hasta sacar el cadáver, ya con los primeros signos de putrefacción. Kürten violó el cadáver putrefacto, cubierto de lodo y sangre seca, mientras besaba y mordisqueaba los labios de la muerta. En un acto extraño, intentó crucificarla contra el tronco de un árbol para que la hallaran pronto, pero no lo consiguió, así que la enterró en otro sitio cercano.
Frau Meurer, sobreviviente
Ese mismo día atacó a otra chica, Gertrude Schulte, quien se dirigía a la feria de Neuss. Kürten la abordó diciéndole obscenidades; le espetó que quería tener sexo con ella y Schulte respondió con una frase fatal: “¡Prefiero morirme!” "Bien. Entonces, muere", contestó Kürten, y la acuchilló repetidament antes de escapar. Pero Gertrude sobrevivió al ataque y dio a la policía una completa descripción de su agresor.
El departamento de Kürten
Sin embargo, la policía de Düsseldorf no creía que un solo individuo fuera el autor de aquella carnicería. En septiembre, Kürten trató de estrangular a tres mujeres más. A una la arrojó al río, pero todas sobrevivieron. Otras no tuvieron tanta suerte: Ida Reutler murió cuando Kürten le destrozó el cráneo a martillazos antes de beber su sangre.
Ida Reutler
Lo mismo hizo con Elizabeth Dorrier, asesinada en Grafenbery el 12 de octubre. El 25 de octubre, golpeó a martillazos a dos mujeres más en ataques separados; las dos sobrevivieron.
Elizabeth Dorrier
El 7 de noviembre, Gertrude Alberman, de cinco años de edad, fue reportada como desaparecida en Düsseldorf. Dos días después hallaron su cadáver, luego de que Peter Kürten enviara a un periódico local la ubicación del sitio exacto donde lo había dejado; fue estrangulada y acuchillada treinta y seis veces. Kürten bebió su sangre y la violó post mortem. Cuando la policía rodeó la zona, entre los curiosos que acudieron a presenciar el hecho estuvo el mismo Kürten, quien declaró sentirse excitado al estar allí. Siguiendo los datos proporcionados por la carta de Kürten al periódico, la policía también desenterró los restos de María Hahn, igualmente violada después de muerta.
Gertrude Alberman
En los cinco meses siguientes, el frenesí de Kürten disminuyó. Aunque intentó estrangular, violar y acuchillar a diez chicas, falló en todos los intentos. Enloquecido, le contó todos sus crímenes a su mujer, quien lo denunció a la policía ese mismo día. Kürten fue arrestado otra vez a finales de mayo de 1930. Antes de su detención, la policía había interrogado a nueve mil personas, seguido tres mil pistas, e incluso había consultado a médiums.
Ya con Kürten detenido y confeso, seguían negándose a creer que los crímenes eran sólo obra suya. El juicio de Kürten dio inicio el 13 de abril de 1931 y finalizó ocho días después. Al jurado le llevó tan sólo noventa minutos condenarlo por nueve cargos de asesinato, aunque según Kürten fue responsable de 79 asaltos y por lo menos trece asesinatos.
Peter Kürten durante el juicio
Entre los que asistieron al juicio se encontraba un artista: el cineasta Fritz Lang, quien había escrito el guión de lo que sería su película M, el vampiro de Düsseldorf. Kürten reveló que bebía la sangre de sus víctimas porque padecía hematodipsia, una extraña enfermedad mental. El jurado rechazó el alegato. El psiquiatra Karl Berg lo describió como "el rey de los pervertidos sexuales" y publicó un libro basado en el caso, titulado Der Sadist.
Kürten recibió miles de cartas, la mayoría llenas de insultos, pero otras eran de fervientes admiradores; incluso hubo mujeres que deseaban estar con él. Otros le enviaban ejemplares del libro sobre su caso para que los firmara.
Fechas clave
Kürten fue sentenciado a muerte por decapitación. Tras enterarse, le confió al psiquiatra Karl Berg que su más grande ilusión sería “escuchar el torrente de mi propia sangre correr por mi cuello, partido en dos”.
Karl Berg
En su libro Asesinos seriales. Grandes crímenes de la nota roja a la pantalla grande, Rafael Aviña narra las últimas horas de Peter Kürten:
“Kürten fija su vista en las rejas de su celda. Las sabe fuertes al igual que su obsesión por la sangre, y en ese instante extraña los gritos de sus víctimas, sus cuellos tasajeados por tijeras, o sus cráneos despedazados a golpes de martillo; sin embargo, a mitad de esa, su última cena, lo que más parece añorar es el espectáculo del fuego. Llamas imponentes, cálidas y amarillas que arrasaban con graneros, pajas de heno y sobre todo, con algunos vagabundos que creían encontrar ahí un refugio seguro. Cómo olvidarlo.
Las víctimas (click en la imagen para ampliar)
“Una emoción distante y entrañable recorre su cuerpo y Kürten piensa en los alaridos de aquel hombre envuelto en llamas, que años atrás le había causado una extraña sensación de placer. La visión de esa carne encendida y brillante consiguió que su corazón latiera más rápido, e incluso esa imagen aterradora le había provocado un potente orgasmo, ahí, de pie, frente a esas cálidas llamaradas que en unos cuantos minutos acabaron con habitaciones, hectáreas de terrenos, piel y órganos humanos.
“Kürten evoca esos momentos mientras se lleva a la boca una servilleta impecablemente blanca y bebe un sorbo del vino blanco que ha pedido para acompañar su salchichón con papas fritas. Es su último deseo, concedido a unas cuantas horas de probar el filo de la guillotina sobre su cuello. Piensa en la última cena de Cristo, la compara con la suya y sonríe con malicia, con esa misma sonrisa cínica y siniestra que mostró a niños y jovencitas minutos antes de mordisquear sus cuellos o sus genitales…”
Rafael Aviña cuenta sobre la cinta de Fritz Lang: “M inaugura el tema del asesino serial en el cine tomado de hechos verídicos, a pesar de la insistencia del propio Lang acerca de que Kürten no fue su modelo y de que el guión estaba preparado antes de su detención. Varios allegados al régimen nacionalsocialista vieron en el título de esa historia (bautizada originalmente como El asesino está entre nosotros), una especie de mala propaganda, y más concretamente una traición y una injuria. Cuenta George Sadoul en su Historia del cine mundial que el productor del filme recibió a un emisario del partido nazi, quien tenía asegurados once millones de votantes para el Führer. Le hizo saber que la película sería boicoteada si se presentaba con ese título injurioso para los alemanes, quienes desconocían por supuesto el tema de la historia. Lang y su productor acceden y el filme se convierte en un éxito taquillero, tanto que el propio Josef Goebbels, director de propaganda de Hitler, le propone a Lang que se haga cargo de la Dirección de la Industria Fílmica nazi. El cineasta se rehúsa y decide emprender el camino del exilio en 1933, primero en Francia y más tarde en Estados Unidos, hasta su tardío regreso a Alemania en 1958. El propio Lang relata que, al ser citado por Goebbels, éste le dijo respecto a M, el Vampiro de Düsseldorf: ‘Hemos confiscado su película. No nos gustaba el final. Que el criminal se vuelva loco no es suficiente castigo, debe ser destruido por el pueblo’. Y también le comentó: ‘El Führer ha visto Metrópolis y ha decidido: éste es el hombre que nos dará la película nazi’”.
Una canción infantil es el inicio de la película rodada por Fritz Lang para inmortalizar dentro del expresionismo alemán los crímenes de Kürten. Es la historia de un maniático, un hombre enfermo que asesina niños, incapaz de detener sus deseos sangrientos. Dos directores, Joseph Losey en 1951 y Robert Hossein en 1964, harían remakes de la película de Lang, con resultados mediocres.
Fuente: Escritos con Sangre
Sacerdote pedófilo condenado después de 9 años
Un sacerdote del rito bizantino ucraniano fue condenado a cuatro años de prisión efectiva por haber abusado sexualmente de una alumna que asistía al colegio de la ciudad de Apóstoles, en la zona Sur de Misiones, que estaba a su cargo.
Al momento de producirse la agresión, la víctima tenía apenas cuatro años .
La sentencia se conoció recién ocho años y siete meses después de que los padres de la víctima realizaran la denuncia ante la Policía. Sin inmutarse y con los brazos cruzados, Estanislao Chomín (72) escuchó el fallo ayer al mediodía en el Tribunal Penal 1 de Posadas. Los camaristas Martín Errecaborde, Eduardo D’Orsaneo y la subrogante Marcela Leiva, le impusieron la pena máxima establecida para el delito de abuso sexual sin acceso carnal. Por la edad del condenado, la Justicia decidió otorgarle el beneficio de la prisión domiciliaria.
Chomín tenía 63 años cuando fue denunciado por los padres de una nena de cuatro años que concurría al colegio San Josafat de Apóstoles. El caso salió a la luz porque la pequeña le dijo a su mamá que no quería ir a la escuela y, además, se quejaba de dolores en la zona genital .
La mujer le preguntó en esa oportunidad a la nena si algún amiguito o maestra la había tocado, pero la víctima respondió que era “el padre Chome " , como era conocido el sacerdote. La menor agregó que el hombre la llevaba a su dormitorio, la sentaba en su regazo y la manoseaba.
Para comprar su silencio, le daba caramelos.
Si bien los fundamentos de la sentencia se conocerán recién la próxima semana, resultaron fundamentales los testimonios de la víctima en Cámara Gesell y también el de la psicóloga que la atendió debido al trauma sufrido.
La fiscal Liliana Picazo pidió el máximo de la pena establecida para el delito de abuso sexual simple por considerar que el religioso “violentó la personalidad de una comunidad toda y la de una niña y su familia” . Picazo cargó con dureza al señalar que “los casos de pedofilia en las estructuras católicas crecen porque se los silencia” y responsabilizó al colegio de encubrirlo. En su alegato, rescató a una docente, que se animó a contar que efectivamente Chomín había llevado a la nena hacia el sector donde tenía su habitación.
Por su parte, el defensor Gustavo Bagliani pidió la absolución por considerar que las pruebas colectadas durante el juicio oral –pero no público– resultaban insuficientes para una condena.
Poco antes de conocer la sentencia, el sacerdote negó haber manoseado a la nena , aunque reconoció que estuvo en su habitación. “Se me acusó de muchas barbaridades”, aseguró. Sobre el motivo por el cual llevó a la nena a su habitación, dijo que “ella se había golpeado y lloraba mucho . La maestra no podía calmarla y me la dio”.
Al momento de producirse la agresión, la víctima tenía apenas cuatro años .
La sentencia se conoció recién ocho años y siete meses después de que los padres de la víctima realizaran la denuncia ante la Policía. Sin inmutarse y con los brazos cruzados, Estanislao Chomín (72) escuchó el fallo ayer al mediodía en el Tribunal Penal 1 de Posadas. Los camaristas Martín Errecaborde, Eduardo D’Orsaneo y la subrogante Marcela Leiva, le impusieron la pena máxima establecida para el delito de abuso sexual sin acceso carnal. Por la edad del condenado, la Justicia decidió otorgarle el beneficio de la prisión domiciliaria.
Chomín tenía 63 años cuando fue denunciado por los padres de una nena de cuatro años que concurría al colegio San Josafat de Apóstoles. El caso salió a la luz porque la pequeña le dijo a su mamá que no quería ir a la escuela y, además, se quejaba de dolores en la zona genital .
La mujer le preguntó en esa oportunidad a la nena si algún amiguito o maestra la había tocado, pero la víctima respondió que era “el padre Chome " , como era conocido el sacerdote. La menor agregó que el hombre la llevaba a su dormitorio, la sentaba en su regazo y la manoseaba.
Para comprar su silencio, le daba caramelos.
Si bien los fundamentos de la sentencia se conocerán recién la próxima semana, resultaron fundamentales los testimonios de la víctima en Cámara Gesell y también el de la psicóloga que la atendió debido al trauma sufrido.
La fiscal Liliana Picazo pidió el máximo de la pena establecida para el delito de abuso sexual simple por considerar que el religioso “violentó la personalidad de una comunidad toda y la de una niña y su familia” . Picazo cargó con dureza al señalar que “los casos de pedofilia en las estructuras católicas crecen porque se los silencia” y responsabilizó al colegio de encubrirlo. En su alegato, rescató a una docente, que se animó a contar que efectivamente Chomín había llevado a la nena hacia el sector donde tenía su habitación.
Por su parte, el defensor Gustavo Bagliani pidió la absolución por considerar que las pruebas colectadas durante el juicio oral –pero no público– resultaban insuficientes para una condena.
Poco antes de conocer la sentencia, el sacerdote negó haber manoseado a la nena , aunque reconoció que estuvo en su habitación. “Se me acusó de muchas barbaridades”, aseguró. Sobre el motivo por el cual llevó a la nena a su habitación, dijo que “ella se había golpeado y lloraba mucho . La maestra no podía calmarla y me la dio”.
El ladrón de Palermo, en Buenos Aires
El dueño del cibercafé ubicado en Fitz Roy al 2400, en el barrio de Palermo, donde el lunes a la noche entraron a robar cuatro ladrones armados, contaba ayer que en los últimos tres años esto ya les pasó 15 veces. “Entre las advertencias que le doy a un empleado cuando lo contrato es que si se resiste a un robo, lo echo . Esta vez no fue un hecho grave, se llevaron la plata y listo, pero yo no quiero esperar hasta que un día maten a alguien”, explicó Carlos.
El negocio, que también funciona como kiosco, está ubicado a unos 20 metros de la avenida Santa Fe y abre las 24 horas. A a las 22.40 del lunes, cuatro jóvenes, vestidos con buzos con capucha o gorras, redujeron primero al empleado. “ Quiero la plata, quedate quieto o te quemo ”, lo amenazó uno apenas entró, mientras un compañero suyo se cruzaba al otro lado del mostrador y lo hacía tirarse al suelo.
“ Yo ni lo miré porque me apoyó el arma en la cabeza. Se llevó los 500 pesos que había en la caja y varias tarjetas prepagas de celular . Lo raro es que sólo las de una misma marca”, contó el empleado. Mientras pasaba eso, un tercer ladrón salía a la vereda para hacer de “campana” y el cuarto reducía a los cinco clientes que estaban en las computadoras y luego a otro joven que entró a comprar una gaseosa sin darse cuenta de lo que sucedía. “A todos les sacaron la plata que llevaban encima, buscaban dinero en efectivo. A uno sé que le devolvieron el celular y tampoco se llevaron el mío, que estaba sobre el mostrador”, apuntó el empleado.
Toda la secuencia quedó grabada en las cuatro cámaras de seguridad que el dueño del kiosco hizo instalar . “Fue rápido y por suerte no golpearon ni lastimaron a nadie. Estuvieron adentro exactamente 2 minutos y 40 segundos. Cuando mirás el video te da la sensación de que conocían el lugar, porque desde que entraron hasta que salieron estuvieron mirando para abajo, así las cámaras no enfocaban las caras ”, dijo el dueño del local, que según él había sido asaltado por última vez en enero.
La Policía llegó rápidamente al lugar tras el llamado pero se fue a los pocos minutos. “ Cuando llegué ya no estaban y tampoco dejaron a nadie de custodia para el resto de la noche”, se quejó el propietario , que también contó que varios comercios vecinos sufrieron robos parecidos en el último tiempo.
“Hace un mes, unos 20 comerciantes fuimos a la comisaría 31 a quejarnos y a las dos semanas pusieron un policía acá en la esquina”, recordó Carlos. El policía está fijo en la zona desde entonces pero sólo hasta las 20, cuando cierra la mayoría de los negocios de la cuadra . Estela Maris, dueña de una librería ubicada a unos pocos metros del kiosco, le dijo a Clarín que cuando se reunió con el jefe de la comisaría 31 se enojaron con ella porque les dijo que “esto era tierra de nadie a la noche”.
Fuente: Clarin
El negocio, que también funciona como kiosco, está ubicado a unos 20 metros de la avenida Santa Fe y abre las 24 horas. A a las 22.40 del lunes, cuatro jóvenes, vestidos con buzos con capucha o gorras, redujeron primero al empleado. “ Quiero la plata, quedate quieto o te quemo ”, lo amenazó uno apenas entró, mientras un compañero suyo se cruzaba al otro lado del mostrador y lo hacía tirarse al suelo.
“ Yo ni lo miré porque me apoyó el arma en la cabeza. Se llevó los 500 pesos que había en la caja y varias tarjetas prepagas de celular . Lo raro es que sólo las de una misma marca”, contó el empleado. Mientras pasaba eso, un tercer ladrón salía a la vereda para hacer de “campana” y el cuarto reducía a los cinco clientes que estaban en las computadoras y luego a otro joven que entró a comprar una gaseosa sin darse cuenta de lo que sucedía. “A todos les sacaron la plata que llevaban encima, buscaban dinero en efectivo. A uno sé que le devolvieron el celular y tampoco se llevaron el mío, que estaba sobre el mostrador”, apuntó el empleado.
Toda la secuencia quedó grabada en las cuatro cámaras de seguridad que el dueño del kiosco hizo instalar . “Fue rápido y por suerte no golpearon ni lastimaron a nadie. Estuvieron adentro exactamente 2 minutos y 40 segundos. Cuando mirás el video te da la sensación de que conocían el lugar, porque desde que entraron hasta que salieron estuvieron mirando para abajo, así las cámaras no enfocaban las caras ”, dijo el dueño del local, que según él había sido asaltado por última vez en enero.
La Policía llegó rápidamente al lugar tras el llamado pero se fue a los pocos minutos. “ Cuando llegué ya no estaban y tampoco dejaron a nadie de custodia para el resto de la noche”, se quejó el propietario , que también contó que varios comercios vecinos sufrieron robos parecidos en el último tiempo.
“Hace un mes, unos 20 comerciantes fuimos a la comisaría 31 a quejarnos y a las dos semanas pusieron un policía acá en la esquina”, recordó Carlos. El policía está fijo en la zona desde entonces pero sólo hasta las 20, cuando cierra la mayoría de los negocios de la cuadra . Estela Maris, dueña de una librería ubicada a unos pocos metros del kiosco, le dijo a Clarín que cuando se reunió con el jefe de la comisaría 31 se enojaron con ella porque les dijo que “esto era tierra de nadie a la noche”.
Fuente: Clarin
Corrupción en la policía argentina
Tenían datos precisos acerca de que en el lugar había una importante cantidad de dinero. Entonces planearon el robo y estudiaron todo para poder dar el golpe rápido y sin correr riesgos. Llegaron a la empresa de madrugada y vestidos con sus uniformes. Golpearon la puerta de la panificadora. Allí engañaron al sereno y se metieron. Una vez adentro, agarraron una caja fuerte y entre todos la metieron en un auto: escaparon con más de tres millones de pesos.
Por el robo hay cinco detenidos. Cuatro son policías de la Bonaerense. Todavía queda un prófugo.
Los oficiales presos son un teniente, un sargento y dos subtenientes. Todos se negaron a declarar ante el fiscal del caso, Sergio López.
Según la Justicia de San Martín, el robo empezó el 22 de enero pasado a las 2.45 de la madrugada cuando cuatro policías uniformados tocaron el timbre de la panificadora La Perla, ubicada sobre la calle Galileo al 3.000 de Ciudadela, partido de Tres de Febrero.
“El vigilador los atendió por un portero eléctrico.
Los policías le dijeron al hombre que hubo un llamado al 911 avisando que habían entrado ladrones a la panificadora y que tenían que revisar el lugar . El les creyó y les abrió”, explicó una fuente del caso a Clarín .
Ya adentro de la empresa, los ladrones amenazaron al vigilador con sus armas reglamentarias y lo encerraron. Luego abrieron el portón de acceso a camiones y entraron otros dos asaltantes vestidos de civil con un coche, que según las imágenes sería un Volkswagen Voyage o un Toyota Corolla.
Con la situación dominada, los asaltantes se taparon la cara con pañuelos para no ser identificados y se pusieron guantes de látex para no dejar huellas . “En la empresa los ladrones se movieron como si tuvieran un plano del lugar . Fueron al primer piso y allí, tras romper la puerta de entrada a una oficina, llegaron a la caja fuerte que mide 1,40 metro por 70 centímetros. Como sabían que para abrirla iban a necesitar tiempo y eso era muy riesgoso, la cargaron entre todos en el auto que había quedado abajo ”, contó un investigador.
Antes de escapar, los ladrones dedicaron unos minutos a borrar huellas. Primero rompieron dos cámaras del primer piso y las tiraron por la ventana. Luego tomaron la computadora donde quedan registradas las imágenes que filman las cámaras y se la llevaron.
Según los dueños de la panificadora, dentro de la caja fuerte había 964.000 pesos y 21.500 dólares, más documentos y cheques por más de 2.000.000 de pesos .
El caso empezó a ser investigado por la UFI N° 7 de San Martín. Lo primero que hizo la Fiscalía fue analizar todas las llamadas que se hicieron en la zona en el horario del golpe. Así fue como la Dirección de Tecnologías Aplicadas a la Investigación Judicial descubrió que en la franja horaria comprendida entre las 2.45 y las 3.30 había cinco equipos de radio que habían tenido una importante cantidad de comunicaciones entre sí.
“Si bien los asaltantes rompieron dos cámaras y una computadora para que no quedara registrado el golpe, la empresa La Perla tenía instalada otra computadora que también guardó las imágenes del asalto y los ladrones no descubrieron ”, dijo una fuente del caso.
Por pedido de la Justicia, la compañía de comunicaciones entregó las identidades de los dueños de las líneas que se usaron para dar el golpe al local. Así llegaron a los nombres de los cuatro policías y los empezaron a investigar.
“ Luego del golpe, todos los policías incrementaron notablemente su patrimonio . Un subteniente (que trabajaba en la comisaría de Rafael Castillo) cambió su Fiat Duna por un Volkswagen Bora nuevo. El teniente sacó una Renault Kangoo cero kilómetro.
Además, los cuatro refaccionaron muy bien sus casas ”, aseguró un investigador. Por otra parte, todos pidieron ser cambiados de destino y terminaron asignados en otras comisarías.
Pero la semana pasada, tres de ellos fueron detenidos. El sargento ya estaba preso hacía 15 días por otra causa : “ Intentó hacer pasar un homicidio (de un hombre que tenía un balazo en la espalda) por una muerte natural . El disparo saltó en la autopsia y lo detuvieron por encubrimiento agravado”, dijo un investigador.
Los policías son defendidos por el abogado Hugo Icazati. El civil fue atrapado el domingo a la tarde. Mañana habrá una rueda de presos para ver si el vigilador de La Perla reconoce a los policías apresados como los ladrones que robaron en la panificadora.
Vía Clarin
Por el robo hay cinco detenidos. Cuatro son policías de la Bonaerense. Todavía queda un prófugo.
Los oficiales presos son un teniente, un sargento y dos subtenientes. Todos se negaron a declarar ante el fiscal del caso, Sergio López.
Según la Justicia de San Martín, el robo empezó el 22 de enero pasado a las 2.45 de la madrugada cuando cuatro policías uniformados tocaron el timbre de la panificadora La Perla, ubicada sobre la calle Galileo al 3.000 de Ciudadela, partido de Tres de Febrero.
“El vigilador los atendió por un portero eléctrico.
Los policías le dijeron al hombre que hubo un llamado al 911 avisando que habían entrado ladrones a la panificadora y que tenían que revisar el lugar . El les creyó y les abrió”, explicó una fuente del caso a Clarín .
Ya adentro de la empresa, los ladrones amenazaron al vigilador con sus armas reglamentarias y lo encerraron. Luego abrieron el portón de acceso a camiones y entraron otros dos asaltantes vestidos de civil con un coche, que según las imágenes sería un Volkswagen Voyage o un Toyota Corolla.
Con la situación dominada, los asaltantes se taparon la cara con pañuelos para no ser identificados y se pusieron guantes de látex para no dejar huellas . “En la empresa los ladrones se movieron como si tuvieran un plano del lugar . Fueron al primer piso y allí, tras romper la puerta de entrada a una oficina, llegaron a la caja fuerte que mide 1,40 metro por 70 centímetros. Como sabían que para abrirla iban a necesitar tiempo y eso era muy riesgoso, la cargaron entre todos en el auto que había quedado abajo ”, contó un investigador.
Antes de escapar, los ladrones dedicaron unos minutos a borrar huellas. Primero rompieron dos cámaras del primer piso y las tiraron por la ventana. Luego tomaron la computadora donde quedan registradas las imágenes que filman las cámaras y se la llevaron.
Según los dueños de la panificadora, dentro de la caja fuerte había 964.000 pesos y 21.500 dólares, más documentos y cheques por más de 2.000.000 de pesos .
El caso empezó a ser investigado por la UFI N° 7 de San Martín. Lo primero que hizo la Fiscalía fue analizar todas las llamadas que se hicieron en la zona en el horario del golpe. Así fue como la Dirección de Tecnologías Aplicadas a la Investigación Judicial descubrió que en la franja horaria comprendida entre las 2.45 y las 3.30 había cinco equipos de radio que habían tenido una importante cantidad de comunicaciones entre sí.
“Si bien los asaltantes rompieron dos cámaras y una computadora para que no quedara registrado el golpe, la empresa La Perla tenía instalada otra computadora que también guardó las imágenes del asalto y los ladrones no descubrieron ”, dijo una fuente del caso.
Por pedido de la Justicia, la compañía de comunicaciones entregó las identidades de los dueños de las líneas que se usaron para dar el golpe al local. Así llegaron a los nombres de los cuatro policías y los empezaron a investigar.
“ Luego del golpe, todos los policías incrementaron notablemente su patrimonio . Un subteniente (que trabajaba en la comisaría de Rafael Castillo) cambió su Fiat Duna por un Volkswagen Bora nuevo. El teniente sacó una Renault Kangoo cero kilómetro.
Además, los cuatro refaccionaron muy bien sus casas ”, aseguró un investigador. Por otra parte, todos pidieron ser cambiados de destino y terminaron asignados en otras comisarías.
Pero la semana pasada, tres de ellos fueron detenidos. El sargento ya estaba preso hacía 15 días por otra causa : “ Intentó hacer pasar un homicidio (de un hombre que tenía un balazo en la espalda) por una muerte natural . El disparo saltó en la autopsia y lo detuvieron por encubrimiento agravado”, dijo un investigador.
Los policías son defendidos por el abogado Hugo Icazati. El civil fue atrapado el domingo a la tarde. Mañana habrá una rueda de presos para ver si el vigilador de La Perla reconoce a los policías apresados como los ladrones que robaron en la panificadora.
Vía Clarin