Bruce Jeffrey Pardo : Psychokiller

WASHINGTON.- Bruce Jeffrey Pardo llamó a la puerta en la casa de su ex mujer el día de Nochebuena a las 23.30 horas. Iba vestido de Santa Claus y llevaba en una mano un paquete envuelto en papel de regalo que en realidad contenía un envase con gasolina y en la otra una pistola semiautomática. A la persona que le abrió la puerta -una niña de ocho años- le pegó un tiro en la cara.

A continuación, Pardo entró en la casa disparando a las otras 12 personas que se habían reunido allí para celebrar la Navidad. Gastó más de 200 balas, y mató a nueve personas. Finalmente, regó de combustible la casa y le prendió fuego, provocando un incendio que 80 bomberos tardaron una hora y media en extinguir. Al día siguiente, su cadáver fue encontrado en la casa de su hermano. Aparentemente, Pardo se había suicidado.

Ahora, por si la historia del Santa Claus asesino de Los Angeles, que es donde tuvo lugar la masacre, no fuera lo suficientemente macabra, la policía ha descubierto nuevos elementos de película de terror. Pardo se suicidó porque resultó herido de gravedad durante su matanza. El fuego del incendio le provocó quemaduras de tercer grado en los brazos y en las piernas, hasta el punto de que la tela del traje de Santa Claus que llevaba puesto se fundió y se pegó a su piel. Pardo debió de pasar una noche de espanto en el domicilio de su hermano, hasta que no pudo más y se pegó un tiro en la cabeza.

Claro que la capacidad de Pardo para causar el máximo daño posible no se vio frenada ni por sus quemaduras. Al abandonar la casa, el presunto asesino se quitó lo que quedaba del traje de Santa Claus y ató a él explosivos, con el objetivo de matar a quien tocara la prenda. La bomba-trampa, sin embargo, fue desactivada por la policía.

Los agentes creen que, de no haber sido herido grave en la matanza, Pardo habría huido fuera de Estados Unidos. «Todo indica que iba a cometer este crimen y a abandonar el país», ha declarado Kim Raney, el jefe de policía del condado de Covina, donde se produjo el crimen. Pardo se había atado a las piernas 17.000 dólares en metálico (casi 12.000 euros) y un billete de avión a Canadá para primera hora del 25. Las autoridades creen que su plan era escapar de EEUU antes de que los investigadores pudieran identificarle. Por esa razón trató de destruir todas las pruebas prendiendo fuego a la casa.

De hecho, si Pardo no hubiera sido herido de gravedad, probablemente podría haber escapado. La policía no encontró su cadáver hasta bien entrada la mañana del día 25, cuando, según sus planes, él ya estaría rumbo a Canadá. Eso cuestiona la rapidez de la investigación, puesto que los servicios de emergencias de Covina fueron alertados por una llamada telefónica mientras la matanza estaba teniendo lugar.

La informante, cuyo nombre no ha sido hecho público, dijo a las autoridades que había un hombre «que se llama Bruce Pardo» pegando tiros. Las autoridades creen que Pardo quería matar al mayor número posible de miembros de la familia de su ex esposa, de la que se había divorciado recientemente. Los nombres de las víctimas no han sido hechos públicos. Por ahora, lo único que se sabe es que la niña que recibió el primer balazo, en su cara, está fuera de peligro, pero ha quedado completamente desfigurada.

Fuente: elmundo.es